La subnormalidad y el pánico con la caída de las redes sociales
En una sociedad adormecida, drogada, dopada, anestesiada, enfermiza, asintomática, conceptos muy modernos en un laberinto de manipulaciones sociales donde la falsedad, la cobardía, la estupidez y la traición son los pilares básicos de convivencia entre los residentes de las grandes urbes. Nos encontramos con el pánico de la caída de las redes sociales.
Las redes sociales y la manipulación tecnológica
Viajando en un mar de dudas van galopando por esta vida de locura y felonía lo que viene siendo la masa o el vulgo. Todos iguales uniformados con una gran decadencia estética y moral que representa el estado artificial del mundo moderno. Existen unas redes llamadas sociales para el levantamiento de un mundo virtual que no existe, ni es real, ni auténtico, en el que cada uno tiene su avatar de algo que quiere ser y no es, por ser incapaz -moral e intelectualmente- de serlo.
Sociales redes del mal, la mentira y la manipulación que en ocasiones dan error -o incluso las apagan- para que el cerebro entre en pánico, en miedo, en agitación, en nerviosismo, provocando un suicismo colectivo de aumento de la deficiencia mental o el analfabetismo funcional de propios y extraños. Además tienes que ver –Hoy hubieran muerto todos en la sociedad de la nieve-.
Aunque tarde o temprano -acabado el experimento- todo vuelve a la vulgaridad normal, garantizada y eficaz para el sistema que nos ahoga sin derecho al pataleo con amenaza de odio ideológico siempre dirigido al mismo sector de infieles al Régimen corrupto del 78, que se mantienen leales a los valores y principios de lo que nunca debió de dejar de ser.
Con redes sociales no eres nada y sin ellas seguirás siendo lo mismo
En los apagones de las redes sociales los agendistas maltratan a los inoculados del pinchazo y el bozal, recibiendo su dosis de refuerzo de pánico y miedo, con el que consiguen manipular las consciencias de la masa borreguil siguiendo a su capital -que no capitán- que es lo único que les moviliza en su vital muerte existencial.
En el círculo garantizado y eficaz los usuarios pueden tener la libertad democrática de seguir oficialmente monetizados. Por un sistema que los quiere en sus puestos de combate sin levantar el culo del sofá, sus manos del teclado y su mirada en la pantalla consumiendo sus míseras monedas con lo que la técnica del embudo les indica. Que deben adquirir que tarde o temprano los matará por envenenamiento colectivo para volver a realizar el consumo.
Un me gusta. Un like. Una visita. Un número de visitas elevadas. Un nuevo seguidor. Una nueva foto. Un estupendo selfie en unas vacaciones que no podrás pagar o incluso que no has estado en realidad. Miles de respuestas. Un emoticono que garantiza su tristeza permanente o felicidad momentánea. Y un apagón generalizado causando el caos emocional que vuelve a la sociedad en un gran psiquiátrico que garantiza el beneficio para unos pocos que nunca conocerás. Pero al final de esa vida inventada todos descubrirán la verdad cuando desaparezca la careta del fracaso, la ruina y el desorden moral de una vida de miserias individuales y colectivas.
La subnormalidad y el pánico con la caída de las redes sociales
Atrapados en un mundo que en realidad es una pesadilla donde los conscientes no pueden despertar y los dormidos siguen soñando que el consumo, las compras, el infierno y el caos los llevará a la nada de su subnormalidad profunda. Y tras la muerte y su condena encontrarán el pánico de las sociales redes a la dirección contraria del Bien, la Verdad y la Belleza.